La noche estrellada, unas pocas nubes reflejan las luces de la ciudad, el viento fresco en el rostro, solo se escucha el rumor de las hojas de los arboles al ser acariciadas  por el aire en movimiento, en la distancia, muy lejano veo acercarse un avión silencioso sigo visualmente su recorrido, surcando su ruta a Tababela, solo se escuchan intermitentes los ladridos de uno quizás dos perros, por allá en la incalculable distancia de la oscuridad.

La tranquilidad del Páramo no tiene igual!

A media noche desde un cómoda habitación en CotopaxiPungo